El legado de Juan Pablo II: cómo evitó una guerra entre Argentina y Chile
En 1978, visitó la Argentina y fue clave en un acto de diplomacia internacional entre ambos países.
Hace más de 40 años, un acto de diplomacia internacional liderado por el Papa Juan Pablo II evitó que Argentina y Chile se enfrentaran en un conflicto bélico por la disputa de las islas del Canal del Beagle, una zona estratégica que conecta los océanos Atlántico y Pacífico. Este evento marcó uno de los momentos más destacados del pontificado de Karol Wojtya, que aún resuena en la memoria histórica de ambos países.
Argentina y Chile se disputaban la soberanía de estas islas. A pesar de los esfuerzos por resolver el conflicto a través de mediadores como el Tribunal de La Haya, el fiscal general de Estados Unidos y hasta la Reina Isabel II, ninguno de estos intentos había logrado poner fin a la tensión. En diciembre de 1978, la situación alcanzó su punto más crítico, cuando Argentina movilizó sus tropas hacia la zona y todo parecía indicar que la guerra era inminente.
En ese contexto de tensión, el Papa Juan Pablo II intervino. Apenas cuatro meses después de su elección, y a pocas horas de la Navidad de 1978, el Papa logró evitar la guerra. Fue un acto de mediación en el que el Papa se jugó su prestigio internacional. Habló directamente con el dictador chileno Augusto Pinochet y con la Junta Militar Argentina, pidiendo a ambos países que esperaran hasta su llegada y evitando una escalada hacia el conflicto armado.
El Papa nombró al cardenal Samoré como mediador y envió a este alto representante a la zona. Ambos países firmaron el acta de Montevideo, en la que solicitaban formalmente la mediación del Vaticano y renunciaban al uso de la fuerza. Este acuerdo marcó el principio de un proceso de negociación que se extendió por más de cinco años.
El 29 de noviembre de 1984, 25 años atrás, se firmó finalmente el tratado de paz y amistad entre ambos países, en presencia de los jefes de Estado de Chile y Argentina en el Vaticano. Este tratado resolvió la disputa territorial sobre las islas, otorgando a Argentina las islas al norte del Canal del Beagle y a Chile las ubicadas al sur. Además, se acordó que ambos países podrían navegar libremente por esa zona marítima.
Juan Pablo II en la firma del Tratado de paz.
Aunque el cardenal Samoré, mediador clave en las negociaciones, no llegó a ver la firma del tratado debido a su fallecimiento unos meses antes, su nombre quedó inmortalizado en la historia. En su honor, Chile y Argentina bautizaron una de sus fronteras más importantes como el "Paso Internacional Cardenal Samoré".
Gracias al trabajo diplomático del Papa Juan Pablo II y su intervención directa, se evitó una guerra que habría tenido consecuencias devastadoras para ambos países. Este episodio sigue siendo un ejemplo de cómo la mediación internacional puede ser un instrumento eficaz para la paz, dejando un legado de entendimiento y cooperación entre dos naciones que, a pesar de sus diferencias, supieron encontrar la paz.
Ese acuerdo de paz nos costó una parte de las islas del canal de Beagle, como siempre los chilotes adueñandose de territorio ajeno
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